Como en los viejos tiempos 3

Finalmente el momento de la fiesta había llegado. El director estaba demasiado entusiasmado para el gusto del secretario, aunque este tenía otras cosas de las qué preocuparse en esos momentos. Los alumnos iban llegando, siendo recibidos por algunos de los profesores. Entre ellos, los gemelos y Haruhi. El vestido de la profesora quedaba demasiado bien con el cuerpo de mujer adulta que poseía hoy día. Se trataba de un vestido largo hasta las rodillas con un corte a la altura del busto. El color rosa suave le daba cierto aire de niña, pero con el sutil maquillaje, los zapatos y un pequeño adorno que llevaba en el cabello, no cabía duda de que se trataba de una mujer.

Por su parte, los hermanos llevaban cada uno un traje, el cual se amoldaba perfectamente a su cuerpo. Hikaru vestía un saco color vino, una camisa blanca con un moño y pantalones negros al igual que sus zapatos. Kaoru, en cambio, estaba igual que el mayor, excepto que su saco era color azul marino.
Ambos hombres se encontraban junto a su amiga de la secundaria, conversando mientras saludaban a los recién llegados.

-¿Alguno ha visto a Honey? –la castaña estaba algo preocupada de que el pequeño rubio se hubiera quedado comiendo los bocadillos de la fiesta en lugar de venir a recibir a los alumnos.
-Relájate, Mori se encargará de traerlo –canturreó el mayor de los gemelos.
-Además, aún están en horario

Justo en ese momento llegó Tamaki con cara de niño en navidad, tomando la mano de la chica con una sonrisa casi más grande que su rostro. Su traje blanco con detalles en dorado hacía resaltar aún más sus azulados ojos.

-¡Haruhi! –el rubio parecía de nuevo aquel muchacho de secundaria alta, tan alegre y risueño como siempre- Vamos a bailar por todos los bailes que no pude invitarte cuando nos conocimos
-P-pero… Tamaki… Tenemos que recibir a los alumnos…
-Es verdad… ¡Hagamos como en los viejos tiempos!
-Pero señor –interrumpieron los hermanos al unísono- Haruhi ahora está vestida como mujer…

En el momento en que el director iba a proponer algo más, una carpeta cubrió el rostro de este, apareciendo Kyouya a su lado con su suave sonrisa.

-Deja de decir tonterías, Tamaki
-Kyouya senpai… ¿Sabes dónde están Honey y Mori? –la castaña seguía preocupada por ese par, cosa que causó ternura en los pelirrojos.
-Ah... Ellos se están preparando para el espectáculo

Los cuatro amigos se miraron tratando de comprender mientras el de anteojos sonreía sutilmente como siempre.
Antes de que nadie pudiera preguntar nada, habiendo arribado y entrado todos los alumnos, las luces se apagaron para dejar el escenario iluminado. Allí, parados con sus trajes de artes marciales, estaban Honey y Mori. Al parecer hacían una presentación sobre las técnicas que sabían.
Al principio hicieron algunas demostraciones ellos dos hasta que pidieron un voluntario. Justo en ese momento, ambos primos se miraron para luego sonreír, señalando a Tamaki. El director se señaló un instante antes de pasar al escenario

Mientras la demostración seguía, Hikaru y Haruhi se reían de cómo su amigo de secundaria era lanzado por los aires. Kaoru había salido al balcón para tomar algo de aire, siendo seguido por el secretario de Ouran. El menor estaba tan absorto en sus pensamientos que ni se percató de que le había seguido hasta que escuchó una voz familiar.

-Hace cuánto no te veía así de solo…
-Supongo que necesitaba aire… -el pelirrojo ni se volteó para responderle, solo miraba a lo lejos.
-No te sale bien mentir, Hitachiin

En el momento en que su apellido fue nombrado por esa sensual voz, como en los viejos tiempos, el menor sintió su cuerpo estremecerse como si una corriente eléctrica le recorriera la espalda.

-Cállate, Kyouya… ¿Qué quieres aquí?
-Cuanto desprecio… Pareces tu hermano… Solo venía a ver como estabas

Tranquilamente el mayor se acercó para posarse en el barandal del balcón, mirando al horizonte como el contrario. Kaoru le observó de reojo, desviando la mirada en cuanto notó que el otro iba a mirarle, sintiéndose incómodo y nervioso.

-Si buscas molestarme entonces prueba otro día, no estoy de humor
-Mm…

Habiendo pronunciado eso solamente, Kyouya decidió tomarle de la muñeca para hacerle voltear, acorralándolo entre su cuerpo y el borde del balcón. Con su mano libre tomó el mentón del menor, dejando su rostro peligrosamente cerca del ajeno, apreciando sus ojos con su afilada mirada.
Kaoru, por su parte, se había quedado duro por el repentino accionar del otro, sintiendo la respiración impropia chocar contra sus labios. Su cuerpo entero temblaba, presa de los nervios al igual que sus manos, las cuales reaccionaban ante cada nuevo tacto.

-K-Kyouya… A-Aléjate –a pesar del temblor que dominaba sus extremidades, luchaba por soltarse del agarre.
-¿Por qué debería? Si tu rostro se ve tan lindo así… -poco a poco el mayor iba acortando distancias entre ambos rostros. Kaoru aún trataba de zafarse, aunque sus fuerzas habían cedido considerablemente, casi entregándose a la situación.

Sin embargo, antes de que los labios de ambos hicieran contacto, un estruendo pinchó la pequeña burbuja que se había generado alrededor de ambos. Al observar el causante de tal sonido, pudieron ver la espalda de Tamaki, resbalando desde el medio del ventanal hasta abajo. El pelirrojo aprovechó el desconcierto del de anteojos, dándole un pequeño empujón para así soltarse finalmente, entrando nuevamente y a gran velocidad a la fiesta.

Kyouya, por su lado, observó el rubio resbalar hasta sentir el impulso generado por el otro, volteando para ver como el profesor salía corriendo. No trató de detenerle, sino que le dejó escapar. Puede que aprovechara aquello luego, pero mientras tanto debía regresar para seguir atendiendo todos los asuntos administrativos que esas veladas llevaban.
El resto de la noche pasó sin mayores dificultades, siendo una fiesta muy animada en todos los aspectos.