Mientras secretario y profesor discutían sobre el pasado, Hikaru aún
permanecía inmóvil en el pasillo cuando Honey y Mori llegaron,
ayudándole a sentarse. Los mayores se miraron entre sí para luego volver
al menor, al parecer la discusión había sido peor de lo que temían.
- Hika-chan~ No te desanimes~ No es la primera vez que discuten –El
pequeño rubio trataba de levantarle los ánimos a su amigos mientras
Takashi asentía de acuerdo con su primo- Seguro que se arreglan pronto~
- Nunca… -Un hilo de voz salió del pelirrojo, haciendo que los otros
dos le prestaran especial atención- Nunca lo había visto tan enojado…
Siquiera con Kyouya…
- Pero… Kao-chan nunca estuvo enojado con
Kyou-chan… -Explicó el más bajo, haciendo que Hikaru le mirara- Él
estaba herido, pero no enojado… Quién se enojó fuiste tú, Hika-chan
Poco a poco, el profesor de historia iba armando el rompecabezas en su
mente, dándose cuenta de que su hermano tenía razón y que le había
estado controlando demasiado.
- Creo que… Quizás me pasé de la
raya… -Susurró con la mirada baja, pensando en cómo se debía de sentir
su hermano en ese momento- Tengo que hablar con él.
En el instante en que trató de levantarse los primos le detuvieron, volviendo a sentarle de un empujón.
- Será mejor que no lo busques ahora… Se veía muy molesto cuando lo vimos pasar…
- Pero… Si no hablo ahora no sé cuándo tendré el valor de hacerlo…
- ¡Que no! Te quedas aquí con Takashi y conmigo.
Cuando Honey se ponía de ese modo, nadie podía detenerlo, por lo que
Hikaru trató de pensar otra táctica, señalando detrás del rubio.
- ¿Qué hace un pastel en el pasillo?
En el momento en que esas palabras se escucharon, el más bajo ya se
había volteado, esperando encontrar el dichoso pastel; claro que, como
era de esperarse era mentira, y no había ningún pastel, solo la mano de
Mori tocando el hombro de su primo mientras señalaba el pasillo cuando
este le miró. La figura del gemelo corría ya bastante lejos de ellos
dos, por lo que enseguida salieron corriendo tras él, esperando poder
atraparle.
- Todo empezó unos días antes de que todo pasara.
–Kyouya comenzó a contar lo ocurrido mientras Kaoru le observaba
calmado— Yo estaba caminando por el pasillo, pensando en que iba a verte
ya que tu hermano me había dicho que me esperarías en una de las aulas…
Sin embargo, al entrar, era Hikaru quien estaba dentro.
El
menor se tensó ante la idea de lo que podría haberle dicho su gemelo,
después de todo, habían pasado muchas cosas en la secundaria y
preparatoria.
- Con cierta desconfianza, entré –Continuó
explicando el secretario— Iniciando las típicas discusiones sobre si yo
te hacía feliz o no…
- Siempre metiéndose donde no le llaman –Acotó el pelirrojo antes de dejar continuar al otro.
- El problema derivó en que Hikaru, al haberse quedado sin excusas ni
argumentos, me dijo las siguientes palabras: “Tú no haces feliz a Kaoru,
¿sabes por qué? Porque anoche me buscó a mí… Así es, Kyouya, se acostó
conmigo, ¿y lo mejor? Le encantó”
Ante aquella declaración, el
profesor de literatura se quedó helado, sin saber cómo responder a ello,
siquiera se imaginaba que su hermano era capaz de tal cosa.
-
La cuestión es que no creí demasiado en sus palabras, pero no podía
evitar que invadieran mi mente, así que decidí comprobarlo
preguntándote, a lo que tú me respondiste…
- Que sí había pasado
algo… -Kaoru terminó la frase por su interlocutor, dejando salir un gran
suspiro— El problema fue que, en ese entonces, no me dejaste
explicarte…
Ootori miró al menor con una mirada triste, cerrando los ojos en frustración luego.
- Kyouya… ¿Puedo contarte cómo fueron las cosas en realidad? –Al
recibir un asentimiento y la mirada nuevamente de su ex novio, el
pelirrojo decidió proceder- Un poco antes de que tú me preguntaras sobre
ello, Hikaru había estado demasiado alterado en casa, no lograba
calmarlo de ninguna forma, incluso probé abrazarlo o lanzarle algo,
cualquier cosa y nada funcionaba… Finalmente logré sentarlo
preguntándole qué le ocurría pero no quería decirme… Cuando trató de
levantarse lo detuve, en el forcejeo quedamos frente a frente y… Antes
de darme cuenta Hikaru me estaba besando… En cuanto se separó se fue a
su habitación, pero… Es todo lo que pasó. Cuando me preguntaste si había
pasado “algo”, creí que te referías a eso…
-Parece que había
planeado todo –Kyouya se quedó quieto un instante antes de apoyarse a un
lado del menor en el escritorio, suspirando un poco— Al menos ya
sabemos qué ocurrió y qué no…
- ¿Estás más tranquilo? –preguntó el pelirrojo mientras descansaba su cabeza en el hombro del contrario.
- Podría decirse… Al menos pude quitarme ese peso de encima… Lamento tanto lo que hice, Kaoru.
El menor se separó para colocarse frente al de anteojos, inclinándose ligeramente hacia adelante.
- Eres un gran tonto, Kyouya ~ Pero me alegra saber la verdad… Todos
estos años –Susurró irguiéndose nuevamente— Traté de convencerme de que
todo había sido un malentendido, que en realidad actuaste
impulsivamente… Que no habías planeado herirme de esa forma… Creo que en
parte mis pensamientos eran reales…
- ¿Me estás diciendo impulsivo, Hitachiin? –El mayor le observó con una ceja arqueada, sonriendo de lado.
- Así es, Ootori, cuando tu enojo te controla eres impulsivo, como
todos los humanos, por muy bien planeadas que hagas las cosas.
Ambos hombres sonrieron como en los viejos tiempos, mirándose a los ojos
antes de que el secretario se acercara al profesor, acariciando su
mejilla con delicadeza. El tacto hizo que una corriente eléctrica los
recorriera de los pies a la cabeza; mientras sus miradas se mantenían
conectadas, la distancia entre ellos desapareció, dejando lugar a un
beso de reencuentro. Los brazos de Kyouya rodearon la cintura ajena,
mientras que Kaoru rodeaba el cuello impropio, uniéndose en lo que
habían deseado desde hacía tanto.
Mientras la feliz pareja
disfrutaba de su tan romántico momento, Hikaru había escuchado todo
desde fuera, quedándose estático en la puerta. Aquello que había hecho
hacía tanto años, aquellos confusos sentimientos hacia Haruhi que luego
desenvolvieron hacia Kaoru, aquel beso que se había atrevido a dar a
pesar de no estar completamente seguro sobre ello, parecía que su pasado
había vuelto para atormentarle.
- Parece que sigo metiendo la pata… -Susurró el mayor de los gemelos con una triste sonrisa.
Lentamente se fue caminando por los pasillos, pareciendo un fantasma hasta salir de la academia, dirigiéndose a su casa.
Por su parte, Tamaki y Haruhi habían presenciado el cómo Hikaru llegaba
y se quedaba quieto frente a la puerta, así que habían decidido
ocultarse mientras observaban que no lo estropeara. Cuando notaron que
se iba se miraron entre sí, preguntándose qué habría pasado cuando Honey
y Mori llegaron, veloz como un rayo Tamaki los ocultó con ellos antes
de ver como la parejita salía del aula conversando trivialidades.
- Debería buscar a Hikaru, tengo que hablar con él –Comentó Kaoru torciendo apenas los labios— Seguramente volvió a casa.
- Ve, yo me encargaré de que sus clases sean cubiertas por otros
profesores. Llámame si necesitas ayuda –Y sin más se despidieron con un
beso y una sonrisa, haciendo que quienes se ocultaban sonrieran
satisfechos— Muy bien, salgan de ahí, sé que se están escondiendo
–Kyouya habló fuerte para que le escucharan, viendo como todos salían
algo apenados.
Los cuatro amigos se miraron un momento y
sonrieron, mirando nuevamente al secretario, el cual también sonreía.
Luego de que conversaran sobre lo bueno que era que ambos volvieran a
estar juntos, le explicaron a Ootori que Hikaru había escuchado su
charla al parecer, y que se había ido de la academia caminando.